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¿Reiniciar el cerebro? El casco que lo hace posible para tratar la depresión

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Si bien el funcionamiento de la mente y el cerebro sigue siendo un universo de complejas incógnitas, la ciencia avanza a pasos agigantados al tratar de plantear soluciones a sus diversos padecimientos de los que hasta hoy se sabe.

Con este fin, un grupo de científicos han desarrollado un casco que “reinicia” el cerebro mediante descargas eléctricas. Sí, parece idea sacada de una película, pero en realidad este artefacto fue diseñado para tratar a personas que padecen depresión fármacoresistente.

La depresión, enfermedad mundial

Quizá ha llegado el punto en que hablar de depresión parece normal, y es que no es raro que toda persona se enfrente a diversos problemas a lo largo de la vida que puedan llegar a provocarla; sin embargo, cuando las variaciones de ánimo por situaciones cotidianas se prolongan o son de intensidad moderada a grave, se puede convertir en un problema serio de salud, pues afecta tanto física como mentalmente.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno que afecta a más de 300 millones de personas, mujeres en su gran mayoría, y que, en el peor de los casos, puede llevar al suicidio, convirtiéndose, así, en uno de los padecimientos mentales más frecuentes en todo el mundo.

Bien es cierto que actualmente existen tratamientos que son muy eficaces, pero resulta sorprendente que más del 90% de las personas que la padecen no los reciban. “Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la falta de recursos y de personal sanitario capacitado, además de la estigmatización de los trastornos de salud mental y la evaluación clínica inexacta. Otra barrera para la atención eficaz es la evaluación errónea”.

El novedoso casco contra la depresión

El casco, que se apoya sobre el cuero cabelludo, se basa en la técnica de estimulación magnética transcraneal (TMS, por sus siglas en inglés) sin ser invasiva: hace que se activen repetidamente las neuronas de determinada zona del cerebro, lo cual “puede inducir efectos de plasticidad a largo plazo, reduciendo o aumentando la excitabilidad de los circuitos cerebrales en función de los protocolos de estimulación que se utilicen”, señala el experto Guglielmo Foffani, investigador del Centro Integral de Neurociencias AC HM CINAC del Hospital Universitario HM Puerta del Sur.

Dado que el casco ha demostrado gran eficacia en los ensayos clínicos, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó este tratamiento como alternativa para tratar la depresión. No obstante, no se asegura el pleno funcionamiento en todo los pacientes, incluso, hay ciertos riesgos que se deben tomar en cuenta antes de optar por este.

Entre los casos en que no se recomienda el uso de la TMS están que el paciente use marcapasos o cualquier otro objeto metálico sensible al campo magnético y si la persona tiene antecedentes de epilepsia.

Las variantes de cascos y sus alcances

En este sentido, se han ido generando varias propuestas entorno a los alcances que puede tener esta técnica. De hecho, derivado de esta técnica, ha surgido otro innovador casco magnetocéutico que actualmente se desarrolla en España, donde colaboran tanto el CINAC y el equipo del Dr. Antonio Oliviero en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

El casco magnetocéutico, cuyo nombre técnico es estimulación transcraneal por campo magnético estático (tSMS, por sus siglas en inglés), “utiliza una técnica más sencilla, ya que consiste simplemente en la aplicación de un casco con un imán muy potente que se posiciona sobre una zona muy concreta del cuero cabelludo, dependiendo de la enfermedad”. Además, se estudia la posibilidad de que pueda tratar otras enfermedades como Parkinson, síndrome de Tourette o distonía focal.

Por otro lado, hay otro dispositivo también con el diseño de un casco, basado en un estudio hecho en Dinamarca y publicado en la revista Acta Neuropsychiatrica que asegura contar con una técnica mucho más eficaz que la TMS para tratar la depresión, pues enfatiza que la clave de su éxito está en que ataca directamente a las células de la sangre que no funcionan bien en el cerebro.

El dispositivo se compone de siete bobinas que suministran una dosis de impulsos electromagnéticos transcraneales a los tejidos del cerebro. En el ensayo participaron 65 personas con depresión resistentes a los actuales tratamientos quienes aseguran haber mejorado considerablemente: “Es como si alguien hubiera apretado el botón de reinicio.”

Así, los estudios sobre las diversas pruebas que se están llevando a cabo con los cascos en diferentes países son motivo para creer que la depresión y otros padecimientos relacionados con la mente pueden llegar a tener un tratamiento óptimo que se pueda difundir.

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