Dos títulos universitarios, un salario: el caso de las siamesas bicefálicas

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El caso de Abby y Brittany Henselsiamesas bicefálicas de 35 años, es uno de los más fascinantes en la historia de la medicina y la inclusión social. Nacidas en Minnesota (EE.UU.), estas gemelas comparten un mismo cuerpo desde el cuello hacia abajo, pero tienen cabezas, personalidades y habilidades cognitivas independientes. A pesar de los pronósticos médicos, lograron una vida plena: aprendieron a caminar, conducir e incluso se graduaron en pedagogía.

Sin embargo, su éxito académico contrasta con una realidad laboral polémica: aunque trabajan como maestras en funciones distintas, reciben un solo salario. ¿Por qué el sistema las reconoce como dos personas al estudiar, pero como una sola al pagarles? Analizamos su historia y el debate ético detrás.

1. La vida de Abby y Brittany: un ejemplo de adaptación

Desde pequeñas, las siamesas bicefálicas aprendieron a coordinar sus movimientos para realizar actividades cotidianas. Cada una controla un brazo y una pierna, lo que les permitió desarrollar habilidades únicas:

  • Conducir un auto (Brittany usa el pie derecho, Abby el izquierdo).
  • Escribir y realizar tareas simultáneamente.
  • Graduarse en la Universidad de Bethel con doble titulación en Pedagogía.

Su caso demuestra que, con adaptación, las limitaciones físicas no definen el potencial humano.

2. Doble titulación, doble esfuerzo… ¿doble reconocimiento?

Un aspecto clave de su historia es que, aunque comparten cuerpo, pagaron dos matrículas universitarias. Las instituciones las reconocieron como estudiantes independientes, pues cada una rendía exámenes por separado y tenía intereses académicos distintos:

  • Abby se especializó en matemáticas y ciencias.
  • Brittany en artes del lenguaje y apoyo educativo.

Esta distinción reforzó su identidad individual. Sin embargo, al entrar al mundo laboral, la percepción cambió.

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3. La polémica laboral: dos trabajos, un salario

Al ser contratadas en una escuela primaria, se les asignaron roles distintos:

  • Abby enseña matemáticas y ciencias.
  • Brittany se encarga de lenguaje y refuerzo académico.

Pese a realizar funciones diferentes, solo reciben un sueldo, como si fueran una sola persona. Esto plantea preguntas incómodas:

  • Si el sistema educativo las trató como dos profesionales al cobrarles, ¿por qué no hacerlo al pagarles?
  • ¿Es esto un caso de discriminación por su condición física?
  • ¿Dónde queda la ética laboral y el reconocimiento al esfuerzo doble?

4. El debate ético: inclusión vs. realidad legal

El caso de las Hensel expone vacíos en las políticas de inclusión:

  • Falta de legislación clara para empleados con condiciones únicas.
  • Doble estándar: Se valora su independencia académica, pero no la profesional.
  • ¿Qué precedente sienta esto? Si otras siamesas bicefálicas ingresan al mercado laboral, ¿se repetirá esta situación?

5. Un llamado a la reflexión

Abby y Brittany Hensel han roto barreras, pero su historia revela que la inclusión real va más allá de permitir el acceso: debe garantizar igualdad de oportunidades y derechos. Si la sociedad las reconoce como dos personas capaces, ¿no merecen dos salarios justos?

Su caso no es solo médico o anecdótico; es un llamado a repensar la ética laboral en un mundo que dice promover la diversidad.

¿Qué opinas?

¿Crees que las siamesas bicefálicas deberían recibir remuneración individual? ¡Déjanos tu comentario y comparte este artículo para generar conciencia!

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