Es una de las fortalezas que más aporta a nuestra felicidad. Nos permite forjar conexiones con la inmensidad del universo y proveer significado a la vida.
La gratitud es considerada una virtud en casi todas las culturas, y al intentar definirla, puede tener diversos significados en muchas personas: percibir la abundancia, ser agradecidos con alguien en la vida, ser agradecidos con Dios o con la representación más elevada del bien y reconocer las bendiciones, entre otras cosas.
Expresar agradecimiento es mucho más que decir “gracias”. La práctica de la gratitud requiere un enfoque real en el momento presente, en la apreciación de la vida tal como es hoy y que ha hecho nuestra realidad actual posible. La gratitud es una sentida sensación de asombro y aprecio por la vida.
Practicar la gratitud es muy importante porque, a menudo, damos por sentadas las cosas buenas que tenemos y nos concentramos más en las que no tenemos, en las cosas malas que nos suceden o hay en nuestras vidas, y en lo mucho que deseamos librarnos de ellas.
Para estar agradecidos por algo, ante todo es importante darnos cuenta de las cosas significativas, buenas y positivas que tenemos en la vida. Por lo tanto, la primera condición para ejercer la gratitud es la apreciatividad para poder agradecer, primero necesitamos ser capaces de distinguir y resaltar aquello que consideramos valioso.
La apreciatividad consiste en ser capaces de observarnos a nosotros mismos, a quienes nos rodean y a nuestro mundo, de modo que incluya todos los aspectos de la realidad, tanto los negativos como los positivos. Por tanto, lo que distingue a las personas apreciativas es que eligen deliberadamente quedarse con lo mejor de lo que encuentran. La gran diferencia está en la actitud de centralizar en lo que hay y no en lo que nos falta.
Cuando encontramos algo por lo cual ser agradecidos, por muy pequeño que sea y mantenemos el sentimiento de gratitud de 15 a 20 segundos, ocurren muchos cambios fisiológicos sutiles y beneficiosos, por ejemplo:
Expresar gratitud y aprecio tiene numerosos beneficios: mayor felicidad, relaciones más satisfactorias y paz mental. Estos son algunos de los efectos que la gratitud tiene en cuerpo y mente:
Como podemos ver, los beneficios de la gratitud para nuestra salud mental y física son diversos, y es sencillo ponerla en práctica. Como muchas actividades, requiere principalmente de voluntad y disciplina.
Concéntrate en tus puntos fuertes. Enumera y escribe todas aquellas razones en tu vida por las cuales debas estar agradecido. Su lectura diaria, ya sean al comenzar o al finalizar el día, te puede conectar automáticamente con un estado de optimismo y energía positiva.
Escribe un diario de gratitud. Escribe todas las cosas buenas que te hayan pasado en el día, pues te ayuda a cerrarlo con un buen sentimiento. En un diario personal, cada domingo puedes anotar una lista de todo lo bueno que te ocurrió en la semana.
También puedes platicarlo con tu pareja antes de dormir para ampliar y compartir el efecto positivo de la gratitud.
Expresa gratitud a los demás. Ya sea verbal o por escrito, la idea es comunicar el agradecimiento por todo lo bueno que hacen por nosotros las personas: sus detalles, amabilidad, generosidad o el efecto que tienen en nuestra vida. Si nos decidimos a convertir la gratitud en una actitud de vida y en un hábito de todos los días, nuestros niveles de salud y bienestar serán mayores y podremos vivir con más alegría. La decisión está en cada uno de nosotros. ¿Empezarás a agradecer más?
Fuente: Revista Buena Salud
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