Piensa en un clásico backstage de rock: cables, amplificadores, un ambiente cargado de energía… y ¿un tratado de biología molecular sobre la mesa? Suena a broma, pero para un puñado de íconos musicales, esta escena fue tan real como sus giras mundiales. Lejos del cliché del artista que solo vive para el espectáculo, existen estrellas de rock con posgrado y doctorados que han desafiado todos los estereotipos.
Lograr un posgrado requiere una disciplina férrea, años de dedicación y una curiosidad insaciable, cualidades que, curiosamente, también son el motor de la mejor música. Combinar los horarios de ensayo con las horas de biblioteca es un riff tan complejo como cualquier solo de guitarra.
¿Listo para descubrir a estos genios que cambiaban el micrófono por la bata de laboratorio? Aquí tienes 10 ejemplos que te volarán la cabeza.
Mientras componía himnos como “Bohemian Rhapsody”, Brian May estaba inmerso en su doctorado en Astrofísica en el Imperial College de Londres. El éxito de Queen postergó su tesis, pero no su pasión. ¡36 años después, en 2008, la retomó y se graduó! Hoy es un respetado científico que ha colaborado con la NASA en misiones como New Horizons, demostrando que no hay cielo que no pueda alcanzar, ni en la música ni en la ciencia.
El vocalista de la banda de punk californiana The Offspring no solo dio el discurso de graduación en su instituto por sus excelentes notas, sino que también estudió Biología y obtuvo una maestría en Biología Molecular. Su tesis doctoral, que pausó por la banda, se centra en la investigación del VIH en la USC. Un claro ejemplo de que la actitud punk y la rigurosidad científica pueden ser dos caras de la misma moneda.
El líder de Bad Religion es, literalmente, un profesor. Imparte clases en la Universidad de Cornell y cuenta con un máster en Geología y un doctorado en Zoología. Sus letras, cargadas de crítica social y escepticismo, beben directamente de su profundo conocimiento sobre la teoría de la evolución, que también ha plasmado en varios libros.
La energía en el escenario de Iron Maiden es dirigida por un hombre de talentos descomunales. Además de ser piloto comercial (y manejar el avión de la banda en sus giras), Bruce Dickinson es un esgrimista competitivo y posee un doctorado en Egiptología. Sin duda, una mente tan versátil como poderosa.
El icónico vocalista de los Descendents tiene un doctorado en Bioquímica. Lejos de la imagen “anti-estudio” del punk más clásico, Aukerman ha compaginado su carrera musical con una exitosa trayectoria como investigador en la empresa química DuPont, coordinando incluso cursos de posgrado.
Antes de que el tema “More Than a Feeling” sonara en todas las radios, Tom Scholz, el cerebro de Boston, se graduó con una maestría en Ingeniería Mecánica del prestigioso MIT. Trabajó como ingeniero senior en Polaroid y aplicó sus conocimientos para crear la línea de amplificadores Rockman, revolucionando el sonido del rock en los 80.
Hoy es uno de los divulgadores científicos más famosos del mundo, pero en los 90, Brian Cox era el tecladista de D:Ream, cuyo éxito “Things Can Only Get Better” fue un himno en el Reino Unido. Abandonó la música para dedicarse a la física de partículas, es profesor en la Universidad de Manchester y trabaja en el CERN.
La mitad del dúo folk más famoso de la historia se graduó en Historia del Arte en la Universidad de Columbia. Pero no se detuvo allí: también obtuvo un máster en Matemáticas. Llegó a iniciar el doctorado, pero su imparable carrera musical lo llevó por otro camino.
El guitarrista y compositor holandés tiene un título en Psicología y una maestría en la misma especialidad. Para sus seguidores se convirtió en un ejemplo a seguir, pues a pesar de sus metas en la música, no dejó de lado su pasión por el estudio.
Conocido como “Antichrist” y fundador de una de las primeras bandas de black metal en Latinoamérica, Sarcófago, Wagner Lamounier es la prueba de que las apariencias engañan. Tras su etapa más extrema en la música, obtuvo un doctorado en Economía y ahora es profesor en la Universidad Federal de Minas Gerais.
Estas estrellas de rock con posgrado nos enseñan una valiosa lección: la pasión no tiene por qué ser única. El deseo de aprender, de crear y de cuestionar el mundo puede expresarse tanto en un laboratorio como en un escenario. La próxima vez que escuches uno de sus temas, recuerda que detrás de esos acordes puede haber una mente que, con la misma intensidad, ha descifrado las estrellas, los virus o los misterios de la economía. El conocimiento, al final, es la nota más poderosa.
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